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Arquitectos: Lavalle + Peniche Arquitectos
- Área: 1250000 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Manolo R Solís, LUIS PENICHE
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Actualmente Mérida se posiciona como una de las ciudades más seguras y con mayor calidad de vida en nuestro país. Esto atrae a mucha gente, la cual llega a la ciudad con necesidad de trabajo, ocio y vivienda.
El crecimiento del mercado inmobiliario ha generado algunos factores que atentan contra la promesa de una mejor calidad de vida; Crecimiento de la mancha urbana, desarrollos a las afueras de la ciudad con falta de conectividad y servicios, congestionamiento vial en ciertas zonas, sobre explotación de la tierra, y en muchos casos, proyectos completamente desconectados del tejido urbano.
Amé 247 es un proyecto de vivienda multifamiliar emplazado en una zona residencial al interior de la ciudad, en un predio ligeramente irregular. El encargo consistía en dividir el terreno en dos y desarrollar en la esquina un proyecto patrimonial, para un inversionista particular, que deseaba el mejor rendimiento posible mediante las rentas del inmueble.
El objetivo fue responder al encargo del cliente directo, agregando dos factores importantes al proyecto: El contexto inmediato y el usuario final. Por lo tanto, procuramos un edificio amable a sus vecinos. El espacio construido se aleja unos metros del paramento y toma la escala de su contexto a través de la perspectiva. A su vez, borra los límites entre lo público y lo privado, dejando un vacío entra la banqueta y el espacio edificado.
El proyecto se resuelve mediante un esquema agrupado en 4 volúmenes que giran en torno a un patio central, con el fin de tomar mejor la irregularidad del terreno, rescatar algunos árboles existentes y aligerar la masividad del programa.
El patio central funciona como el articulador de todo el programa y conecta verticalmente todo el edificio, procurando siempre el fomentar las relaciones y los encuentros espontáneos entre los vecinos. El programa alberga 3 viviendas por volumen y un local comercial en la planta baja del cuerpo de la esquina, dando un total de 11 viviendas, conformadas por 2 y 3 recamaras respectivamente, las cuales conviven con el comercio que dota al complejo de vitalidad y movimiento.
El resultado es un edificio sobrio con pureza geométrica, resuelto con un material predominante que no pretende competir con la cacofonía de formas novedosas o con proyectos inmobiliarios que se enfocan a lo disruptivo o al espectáculo.
El verdadero valor del proyecto ha de residir en la interacción de éste con su contexto, en las relaciones que los usuarios desarrollan en el espacio vacío, en la vitalidad que genera el espacio público y la diversidad que se procura en la mezcla de usos y el programa arquitectónico. El edificio le apuesta a la ciudad, a la permeabilidad, y la seguridad que solo se puede crear a través de la integración social de los vecinos y su sentido de pertenencia.